Por Camila Mendoza Muñoz* (desde Miami).

Hace 21 años llegó a Estados Unidos por petición de Don Francisco, para trabajar como productor del programa más longevo de la televisión mundial, Sábado Gigante. En su oficina, a minutos de comenzar a grabar el show en los estudios de Univisión, conversamos de su trabajo, de Chile y de su época de estudiante. “No tenía ningún interés en dedicarme a esto, era muy mal alumno en el ramo de televisión. Mi profesor de esa asignatura fue una leyenda en Chile, Gonzalo Beltrán, y peleaba mucho con él porque siempre le decía que no me iba a dedicar a esto, así que no se esforzara en enseñarme… y aquí estoy”.
No tiene en absoluto la facha de un jefe o de un hombre con una alta obligación. Más bien tiene un estilo informal, de jeans, despeinado, bromista y distendido, me recibe y se ve feliz. Y cómo no estarlo, si tiene un cargo privilegiado y un lugar en la industria de las comunicaciones, con un show que es una tradición de las noches de sábado en los hogares hispanos. Vive bajo el sol miamense pero reconoce que si terminara el programa, no dudaría en volver a Chile: le encanta el clima de Santiago y vivir allá. Muy analista, se toma su tiempo en contestar cada pregunta con mucha solidez argumentativa, al más puro estilo Amunátegui.
-A tu juicio, ¿qué cualidades o aptitudes debe tener una persona que desea dedicarse a la televisión?
Muchas ganas porque esto requiere de bastante tiempo. Como en todas las cosas se necesita pasión y si quieres ser un buen productor, no tienes que al mismo tiempo querer ser artista; porque quienes quieren estar delante de la cámara, no les gusta estar detrás y viceversa. Esto es una vocación, yo hice cosas en cámara pero me desesperaba, no soy, no me gusta y no es mi área. Admiro a la gente que le gusta estar en cámara porque lo toman como una vocación, creo que hay que tener un manejo del ego muy importante también.
-¿Cuál era tu sueño cuando llegaste a Estados Unidos?
Hacerlo bien, yo creo que ése ha sido mi sueño. Yo soy un soldado, me gusta trabajar y me gusta realizarlo de buena forma.
Felices 50 años de programa
Sentado en su sillón conversa de Sábado Gigante con mucho orgullo, pero también con humildad. En especial, al mencionar los logros del show más importante de habla hispana. “El éxito es una ficción, un sueño, pero que dura hasta el próximo sábado, porque el fin de semana siguiente puedes fracasar. El éxito se disfruta pero no existe, es irreal. Lo único real es que tienes que trabajar semana a semana para hacer un buen programa”.
-¿Qué representa para el equipo y para ti estos 50 años de Sábado Gigante?
Uff… imagínate. Un orgullo, un honor y un privilegio. Todos los que trabajamos aquí, lo hacemos porque esto es una manera de vivir, a todos nos gusta. Éste debe ser uno de los equipos más estables que existe en la televisión, aquí hay personas que llevan 20 años trabajando, es un grupo donde la gente permanece. Nos gusta lo que hacemos, y nos integramos bien, cada uno sabe su área y por mucho que existan jefes y supervisores, cada uno tiene una responsabilidad y se le respeta su responsabilidad individual. Se trabaja muy a gusto.
-¿Cuál es el momento más difícil que les ha tocado enfrentar en estos años?
Todos los sábados son muy difíciles, hemos tenido muchos desafíos pero ninguno te podría decir que es más difícil que otro, alguno quizás es más complejo. Para el 11 septiembre tuvimos que montar un programa en 48 horas, un programa que fue histórico, con muchos artistas, con mucha coordinación y muy complicado. Sábado Gigante es un programa de mucho parlamento, que tiene que coordinarse, tiene que encajar, tiene que mezclarse, y siempre es un desafío, siempre es difícil. Cada sábado es un examen. Un lunes podemos estar celebrando un buen rating, pero al próximo podemos estar criticándonos qué hicimos mal.
-¿Cómo logran seguir conquistando al público?
Porque no nos creemos el éxito y eso es porque nuestro animador es así. Don Francisco es un hombre que ha alcanzado sin duda el éxito absoluto, un hombre tremendamente premiado. Recientemente recibió el cinturón de Campeón Mundial de Boxeo. ¡Qué más premios y reconocimientos para un hombre en su vida! Sin embargo, él siempre piensa que se lo han dado por alguna otra razón, este cinturón de campeón mundial, por ejemplo, él piensa que se lo dieron porque no había otro, porque les falló la persona que lo iba a recibir. Entonces lo que impregna al equipo es que no hay que creerse el cuento del éxito.
Los ingredientes perfectos
“Sábado gigante es una mezcla de muchas cosas, y nosotros lo que pretendemos hacer es que esa mezcla sea atractiva para el público. Nos equivocamos, fallamos, y hacemos cosas que no funcionan; pero hay que darse cuenta, tener autocrítica, remplazarlo y seguir funcionando”, afirma Marcelo.
-¿Cuál es la diferencia entre el público chileno y el púbico de Miami?
Yo diría que casi todos los públicos son similares, todos nos reímos, todos lloramos y disfrutamos de cosas parecidas, por esa razón se puede hacer aquí el programa. Pero en personalidad, el chileno es más apagado, más tímido, menos bailarín y reacciona con menor intensidad que el público centroamericano. Nosotros nos damos cuenta de eso, la gente en el público aquí nos grita cosas, reaccionan y se hacen sentir. En Chile a nadie se le ocurría en un estudio de televisión dar un grito o decirle algo al animador, aquí si lo hacen, pero es algo de personalidad.
-¿Qué imagen tienes de las movilizaciones sociales en Chile?
La mejor imagen. Yo soy un constante lector, soy un observador de lo que pasa en Chile, no hay día en que no lea El Mercurio, La Tercera, La Nación, CIPER Chile, todo lo que puedo. Creo que las movilizaciones responden a una corriente mundial. El mundo 2.0 en el que vivimos, en el que la gente tiene la posibilidad de poner su voz, de ejercer presión y hacer cosas que antiguamente no podía, genera esto. Las personas tienen la posibilidad de decir cosas a través de las redes sociales, de Internet y de provocar cambios. Eso ha generado movimientos que en todo el mundo están remeciendo el sistema y modificando la forma en que hay que mirar a la sociedad.
Televisión en Chile

A propósito de la realidad social de Chile, Marcelo es muy crítico y reflexivo sobre la televisión y sobre el rol de los medios de comunicación en nuestro país. “También en Chile se sobredimensionan los hechos. A veces estamos muy pendientes de algo que ocurre, que pareciera que es muy importante y a veces no lo es. En Chile los medios han deformado la realidad, somos responsables de esta alteración, que se produce por la necesidad de rating y de lectores”.
-¿Ves televisión chilena?
Veo Televisión Nacional de Chile porque es el canal al que tengo acceso desde aquí, veo el noticiero, veo Buenos Días a Todos y veo Estado Nacional los domingos, trato de verlo siempre.
-¿A qué conductores chilenos traerías a trabajar a Miami?
Varios. Me gusta el trabajo de Rafael Araneda, es un animador súper completo. También me gusta Diana Bolocco, esa chica de la que al principio no me gustaba su voz, me impresionó en la última Teletón, tremendamente auténtica y natural. En Chile hay muchos talentos, el mismo Martín Cárcamo, Julian Elfenbein, muchachos muy preparados y centrados.
-¿Como productor, qué es lo que más valoras de un conductor de televisión?
Que sea auténtico. En la comunicación hay algo imperceptible que se produce entre el artista y la gente, o entre el comunicador y la gente, que es muy importante. Pero creo que los comunicadores tienen que estar constantemente preparándose y renovándose, no importa la edad que tengan. No tienen que engañar ni mentir al público, porque eso se nota y se sabe. Para mí, es importante la credibilidad, tiene que existir mucho trabajo, estudio y concentración por parte de ellos.
* Camila Mendoza es alumna de cuarto año de nuestra carrera.